lunes, 1 de julio de 2013

El Buen Vivir

“El libro de Alberto Acosta tiene un objetivo didáctico: el de explicar los principales rasgos del principio del Sumak Kawsay, el Buen Vivir, en cuanto orientación basilar constitucional. Lo presenta como un principio que, partiendo de una contribución indígena, es válido mucho más allá de los pueblos indígenas y del mismo Ecuador. Es un principio propio del siglo XXI, del siglo que comienza con la entrada en la agenda política mundial de los límites ecológicos del desarrollo capitalista. Al afirmar tal principio, Ecuador sale de la jaula de la dependencia y del subdesarrollo político e ideológico, y se afirma como un país en pie de igualdad con todos los otros países, decidido a compartir las causas mundiales por las cuales vale la pena luchar si de verdad el futuro va a tener futuro.



La complejidad del Sumak Kawsay atraviesa todo el libro y Alberto Acosta la analiza en sus dimensiones principales: como alternativa al desarrollo; como una nueva dimensión de derechos (los derechos de la naturaleza); como semilla que solamente puede germinar en un nuevo tipo de Estado, el Estado plurinacional, el cual se construye con la participación de los ciudadanos, pueblos y nacionalidades mediante diferentes formas de democracia, lo que llamo demodiversidad; como matriz de una nueva economía solidaria y plural de vocación posextractivista y poscapitalista. Acosta muestra que el Sumak Kawsay, siendo una novedad constitucional, no es una entidad exótica o sin precedentes, al contrario, es parte de una problemática mucho más amplia, de una conversación de la humanidad en la que están participando intelectuales y movimientos sociales del Norte global y del Sur global, del Occidente y del Oriente”.


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Influencia

Influencia en la legislación

El concepto del buen vivir ha tenido una importante influencia en el espíritu y la redacción de las nuevas constituciones de Ecuador (2008) y de Bolivia (2009). Además, ha permitido el desarrollo de nuevas leyes y de conceptos como el de Derechos de la Madre Naturaleza.
La constitución ecuatoriana incorpora los principios del buen vivir o Sumak Kawsay en sus artículos 275° a 278° (Título VII: Régimen del buen vivir), donde especifica que: "El Buen Vivir requerirá que las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades gocen efectivamente de sus derechos, y ejerzan responsabilidades en el marco de la interculturalidad, del respeto a sus diversidades, y de la convivencia armónica con la naturaleza".
En la Constitución Política de Bolivia se denomina a esta propuesta suma qamaña, teko kavi y vivir bien, y está presente de manera directa en el preámbulo, los artículos 8, 80, 306 y 313.
Sumak Kawsay es un término propio de la consmovisión ancestral andina de la vida; es una concepción que a lo largo de la historia de los pueblos y nacionalidades indígenas se ha mantenido vigente en su espíritu y vida comunitaria.
El notable aporte cultural ancestral indígena del Sumak Kawsay o Buen Vivir (Vivir Bien en Bolivia), de acuerdo con muchos autores que ponen por escrito la antigua tradición oral de diversos pueblos de Nuestra América, tiene cinco principios: Sin conocimiento o sabiduría no hay vida (Tucu Yachay), Todos venimos de la madre tierra (Pacha Mama), La vida es sana (Hambi Kawsay), La vida es colectiva (Sumak Kamaña) y Todos tenemos un ideal o sueño (Hatun Muskuy).  
Estos se sustentan en tres principios de la filosofía andina: Reciprocidad como solidaridad entre los seres humanos (el “prestamanos” individual y familiar al construir una vivienda o la “minga” como acción colectiva de interés comunitario), incluyendo los mandamientos de no ser ladrón, ni mentiroso, ni flojo.
Complementariedad de lo dual, contraria a la “dicotomía” occidental que todo lo divide, referida a los opuestos complementarios de un “ente” integral (el paradigma oriental del Ying y Yan) que se aplica al cielo y la tierra, el Sol y la Luna, lo claro y oscuro, verdad y falsedad, día y noche, bien y mal, masculino y femenino, contraposiciones de una misma entidad, y, correspondencia del todo con las partes, inclusiva, en donde el todo es más que la suma de las partes.   Para el pensamiento andino la “individualidad” no existe, un hombre solo es un vacío, el cogito ergo sum individual es un absurdo, no solo un vacío en relación con los otros sino también un “no ser” en su relación armónica con la naturaleza. 
Los principios ancestrales se resumen en la armonía colectiva entre los seres humanos y con la naturaleza, sin hegemonías ni dominaciones, con una vida austera alejada del consumismo.  
Este último punto es crucial porque explica la búsqueda de un cambio civilizatorio, una alternativa propia del Abya Yala (Nuestra América) cuando la civilización occidental eurocéntrica de la modernidad capitalista decline.
El consistente aporte del Sumak Kawsay se basa en principios éticos, que se entienden mejor en la ciencia occidental con la sistematización de la óptima calidad de vida sustentada en el derecho a la satisfacción de las necesidades humanas, tanto del cuerpo biológico de la herencia individual animal, como del grupo cultural y la sociedad con el rol del Estado.  
No se trata de un “modelo de desarrollo” basado en enfoques economicista, como productor de bienes de valores monetarios, sino en la realización del ser humano de manera colectiva con una vida armónica sustentada en valores éticos.

Qué es Sumak Kawsay?

Sumak Kawsay
Para las niñas, niños y adolescentes de las Nacionalidades y Pueblos Indígenas el Sumak Kawsay es:
“Vivir la vida en plenitud y armonía, respetando y relacionándonos con todas las formas de vida. La Pacha Mama y nuestro territorio son la razón de nuestra existencia.
Como hijos de la Pacha Mama, sin esperar recompensa,  actuamos y nos relacionamos con nuestros propios principios de vida solidaria.  Vivimos  la reciprocidad comunitaria como principio de Sumay Kawsay. Para recibir,  primero damos. “Dar y Recibir” es el principio presente en nuestro diario vivir. 

Nuestra forma de vida con la Pacha Mama, nos hace entender que todos somos complementarios, por ello nos organizamos, trabajamos, producimos celebramos y vivimos de manera comunitaria.

La Pacha Mama y nuestros mayores son los encargados de compartirnos y enseñarnos las habilidades, saberes espirituales, medicinales, agro-ecológicos, nutricionales, artísticos, arquitectónicos y astronómicos, como expresión de nuestros saberes comunitarios.
Los espíritus de nuestros antepasados y nuestras autoridades comunitarias nos dirigen, orientan y coordinan el trabajo en minga por el bien de toda la familia, la comunidad y la Pacha Mama”.